ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







jueves, 30 de agosto de 2012

Tu Voluntad No La Mía

«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.» 

  
   Estad en vela dice el Señor, hace días que me noto dormida, ha sido una semana difícil en la que en casi ningún momento he estado a la altura, pero en la que he sido realmente consciente del sentido de mi vida. El camino que se recorre junto a Jesús, no tiene retorno, y una vez que te dejas seducir por Él, ya toda tu vida y tu percepción cambian. Aún me pregunto, ¿Cómo puedo haber cambiado tanto en tan poco tiempo?. La cuestión es simple pero a la vez complicada, cuando inicias el camino, te das cuenta que lo que antes parecía normal: un gesto, una palabra, una opinión...ahora no puedes hacerlo, porque tu vida te ha dejado de pertenecer, pertenece a Cristo, y tu mente deja de pensar con la visión y los criterios de los hombres y pasa a que su centro esté en lo divino.

   Son días complicados en los que no estando en gracia, te das cuenta de lo importante que es para el equilibrio espiritual estar en paz con Él. Cuando sientes que le has ofendido no puedes evitar cierta inquietud. Creo que es muy importante no dejar mucho tiempo en volver a reconciliarte con Jesús. Me explico, una vez que sabes que has hecho algo mal, inconscientemente todo viene rodado, pierdes tu equilibrio interno, y empiezas a meter la pata una y otra vez, y te encuentras en una espiral de la que solo la mano de Dios te puede salvar. Esto es lo que me ha pasado a mi estos días. El encontrarme ante una situación para mi hostil, y adversa que superaba mis fuerzas me llevó a un situación de descontrol en la que la culpabilidad quizás también pesaba como una losa de piedra. Ahí aparece la figura del demonio, que está alerta como esta tarde para recordarme mis debilidades, atacando en ellas y queriendo que me revele y deje a Jesús solo con la cruz.

   Hace tiempo que me di cuenta que no estaba sola y que era Jesús quien me acompañaba, por tanto, revelarme contra la voluntad divina, era dejar a Jesús,  recorriendo solo con su cruz, el camino hacia el Calvario. Ninguna cruz ni sufrimiento puede asemejarse al que padeció Él por nosotros, "No hay amor más grande que dar la vida por tus amigos". Hoy me acordaba de la frase que dijo Jesús justo antes de su agonía, lo hago muchas veces cuando algo me atormenta, y aunque sé que mi sufrimiento no se puede comparar al que padeció Cristo en la cruz, en esos momentos, me alivia mucho:
 "Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya"

jueves, 16 de agosto de 2012


Padre mío, me abandono en tus brazos, estoy completamente enamorada de ti, y como cualquier enamorada no quiero hacer más que cosas con y para mi amado. Mi vida terrenal e imperfecta se siente completa gracias a ti. Solo quiero vivir y hacer planes para poder ayudar a construir tu Reino, Dios mío. El demonio es a veces muy persistente me susurra al oído sabiendo cuáles son mis flaquezas y dónde puede hacerme caer una y otro vez. Me cuesta amar al prójimo y  perdonar hasta setenta veces siete. Señor mío que sea mi corazón y no mi boca la que perdone. Hazme sierva tuya de forma tan  profunda y espiritual, que sea capaz de sembrar paz y concordia por donde vaya.
No cabe el rencor en un corazón cristiano, cabe el dolor pero no el rencor,¡Qué difícil para mi seguirte! Enséñame a amar como tu Dios mío, que pones el contador de ofensas a cero conmigo, cada mañana, al alba. Ayúdame a recorrer el camino de la misericordia y el amor hacia los demás. Jesús haz mi corazón semejante al tuyo para amar y perdonar a los demás como lo haces Tú. Amén

Perdonar hasta setenta veces siete

Daba vueltas en la cama, de un lado para otro, hacía tiempo que estaba despierta, pero casi tenía la certeza que hoy no estaría la capilla abierta. De repente, algo en mi interior me ha empujado a ir a comprobarlo. Salto de la cama, me pongo un vestido, me lavo lavo la cara y me recojo el pelo. Apenas me da tiempo de coger el Magníficat y el Rosario. Bajo corriendo las escaleras, atravieso el parque y vislumbro la reja de la capilla de par en par, ¡La capilla está abierta!. Entro y solo hay una persona que al llegar yo se va. Me siento delante de Él, y mis lágrimas corren por mis mejillas, pienso "Señor tú que eres él único que estás en mi cabeza, al único que no puedo engañar, al único que no le puedo ocultar nada, no dejes que me separe de ti, que te siga viendo en la adversidad, porque en las cosas buenas es fácil verte, es en la dificultades es donde parece que tu rostro se desdibuja. No dejes que deje de gritar ¡DIOS MIO, SEÑOR MIO, EN TI CONFÍO. TE ADORO!

   Algo ronda mi cabeza, pero de repente el Señor me dice, que debo amar al prójimo tal y como es, sin intentar cambiarlo, porque ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a nadie? Y es que cuando sientes que alguien te ha hecho tanto daño que has llegado a sentir tu corazón desgarrado, te cuesta entenderlo y cuando ves que otra gente habla gratuitamente de otra gente sin calcular el daño que hacen, también te cuesta no juzgar.

Pero cuando esto ocurre uno debe  recordar el amor tan grande que Dios nos ha tenido, Jesús murió y resucitó para reconciliarnos con Dios. Estableció el perdón dando su vida por nosotros. De ahí que continuamente debamos elevar nuestra mirada al Señor crucificado para contemplar y agradecer el amor que nos ha tenido. Ante cualquier daño que te infringe el prójimo hemos de acudir a Él para que nos enseñe a perdonar como Él nos ha perdonado. El poder que emana de ese Sagrario, es la mejor medicina para esas heridas que parecen que cuestan curar.





jueves, 9 de agosto de 2012

Madrugo por Ti

Hoy es un día muy especial, la capilla permanece abierta desde las 8 de la mañana hasta mediodía. Antes de que abrieran ya estaba allí, tenía que hacer muchos recados pero todo es secundario al lado de Dios. Es maravilloso rezar Laudes delante del Santísimo, y es algo que muy pocas veces puedo hacer. Allí parece que el Señor está más cerca, que la lectura del Evangelio del día te dice mucho, y es que ¿Cómo no va a ser así? ¡Está el Señor presente! 
Me decía algo precioso, ¡No tengas miedo!, y es cierto lo que dice, cuando Dios está en tu corazón nada ni nadie puede apartarlo, nadie puede matar tu alma. Eres tú el que decides si entra y el que decides expulsarlo. Yo no puedo expulsarlo, he caído rendida a sus pies, tanto, que me cuesta no hablar de Él a todas horas ni hacer cosas por Él. Una vez que subes a la montaña, descubres donde está el sentido de tu vida y el Padre te abraza, te cuesta volver a bajar a los pies de la montaña, donde todo te parece carente de sentido pero que es donde el Señor quiere que nos santifiquemos y nos preparemos para la vida eterna. Es en el mundo terreno donde ayudamos a Dios a construir el Reino de los Cielos.
He terminado los recados, pero no podía volver a casa sin pasar otra vez a saludarle, esta vez a contemplarlo, porque la fuerza que irradia es la misma que me hace levantarme todos los días...¡Mi espíritu madruga por ti! 
Allí alguien no paraba de leer y leer, son distintas formas de adorarle, yo no podía parar de mirarle, me inunda con su amor.

martes, 7 de agosto de 2012

Soy yo

Jesús anduvo sobre las aguas del mar de Galilea, me puedo imaginar la cara de sus discípulos cuando le vieran, se quedaron turbados y empezaron a gritar que era un fantasma. Debió ser maravilloso convivir con Él, y ver como todo le obedecía, ¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?. Jesús, en medio de la tempestad, anima a sus apóstoles atenazados por el miedo: Tened confianza. Soy yo. No temáis..Cuantas veces me habrá dicho el Señor esto cuando me hundía, pero yo miraba alrededor y no veía salvavidas, no era capaz de escucharle porque me negaba a ello. 
También le decía yo de algún modo como Pedro, Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas, pero quizás lo mío era más egoísta.. Yo no paraba de pensar, "Señor si estás ahí porque permites que me hunda, porque deseas este mal para mi, ¿soy mala persona?". 
El Señor también me dijo muchas veces Ven, pero no era capaz de ir, también me acercaba pero como no lo hacía con fe, enseguida notaba que me hundía, y retrocedía. Le gritaba, Señor, sálvame. Pero hasta que no confíe ciegamente en Él no fui capaz de salvarme de las aguas turbulentas.
Nuestro Señor solo quiere que tengamos fe, que confiemos siempre en Él, ciegamente, a pesar de todos los obstáculos y adversidades de la vida,  y que entonces Él  nos hará caminar sobre los mares.¡Qué seguridad nos transmite Cristo, disipa todos nuestros temores, miedos, angustias, desesperaciones! Sólo Él puede llenarnos de confianza cierta. ¡Y cuánto lo necesitamos en nuestra vida de todos los días! No hace falta verle caminar sobre las aguas, si abrimos bien los ojos, los milagros ocurren en cada instante de la vida.. No olvidemos nunca que con Jesús todo lo podemos.

jueves, 2 de agosto de 2012

Padre Mío

Padre tú que todo lo sabes todo sobre mí, que estás en mí y yo en ti. Siento tu presencia en mi vida y me ayuda a ser mejor persona y buscar el bien. Quiero ser pescadora y tener la capacidad de atesorar dentro de mí los peces buenos y dejar marchar los peces malos. Dame la fortaleza de apartar de mi aquello que me aleja de ti: el egoísmo, la desconfianza, el orgullo y el rencor .Hazme crítica, Padre mío, para juzgar mis actos y dame benevolencia para comprender a los demás. Creo firmemente que el Reino de los Cielos está dentro de mí y quiero contribuir a su construcción, pero soy débil y pecadora, Dios mío. Necesito tu ayuda para no tropezar, para no caer y para que cuando eso ocurra, saber que estarás ahí para levantarme. Quiero reconocerte cada instante de mi vida solo a sí seré capaz de buscar el bien, la paz y la justicia, porque quiero que el fin último de mi existencia sea ser digna de ti. Soy una enamorada que solo quiere complacerte y no decepcionarte, ayúdame Dios mío porque sola me pierdo.  Amén

Barro Nuevo

Meditando el Evangelio de hoy, he sido consciente de muchas cosas que hace tiempo vienen rondando mi cabeza. Dicen que los nuevos convertidos a la fe son mucho más radicales que los que toda su vida han creído. Yo no sé si eso es verdad en todos los casos, si es como una norma general. Lo que sé es que en mi caso, la gente lo debe de pensar porque hasta a mí se me pasa por la imaginación en multitud de ocasiones. De no pisar apenas una Iglesia he pasado a no querer salir de ella, a solo querer hacer cosas por y con Dios, y en buscar amistades que me acerquen a Él, porque sin duda, es lo único que me proporciona la felicidad y me llena por completo. Ahora mismo he caído a sus pies, soy una loca, sí, pero una loca de amor por Jesús. Está en mi pensamiento cada décima de segundo y ya no se si es el que habita en mi o soy yo el que habita en Él.

Lo que a veces se me olvida y creo que no debo de hacerlo es que hay que vivir en Jesucristo pero con los pies en tierra firme. Debo de intentar recocer el rostro de Dios en todas las personas, sí en todas: en el que me ofende o me humilla, pero voy más allá, en aquel depravado que ha violado y matado a una niña o el que maltrata todos los días a su mujer. Debemos amar al prójimo, al pez bueno y al malo, porque no somos nosotros los que debemos juzgar el bien o el mal, eso le corresponde al Padre.
 
Todos queremos ser alfareros pero solo hay uno. Debemos dejar que Dios nos moldee para convertirnos en vasijas que puedan contener dos elementos que el mundo parece haber olvidado: bondad y amor. Como cristianos debemos repartir esa bondad y ese amor a todos los peces, tanto buenos como malos, porque quizás así llevando felicidad por donde vayamos, mucha gente conozca el gozo de amar a Dios, y quieran conocer otra vida posible, aquella que hoy en día muy pocos escogidos intentamos seguir fielmente. Le pediré al Señor que nunca deje de sentir este fuego en mi pecho abrasador y que jamás me deje defraudarle.