Padre mío, me abandono en tus brazos, estoy completamente enamorada de ti, y como cualquier enamorada no quiero hacer más que cosas con y para mi amado. Mi vida terrenal e imperfecta se siente completa gracias a ti. Solo quiero vivir y hacer planes para poder ayudar a construir tu Reino, Dios mío. El demonio es a veces muy persistente me susurra al oído sabiendo cuáles son mis flaquezas y dónde puede hacerme caer una y otro vez. Me cuesta amar al prójimo y perdonar hasta setenta veces siete. Señor mío que sea mi corazón y no mi boca la que perdone. Hazme sierva tuya de forma tan profunda y espiritual, que sea capaz de sembrar paz y concordia por donde vaya.
No cabe el rencor en un corazón cristiano, cabe el dolor pero no el rencor,¡Qué difícil para mi seguirte! Enséñame a amar como tu Dios mío, que pones el contador de ofensas a cero conmigo, cada mañana, al alba. Ayúdame a recorrer el camino de la misericordia y el amor hacia los demás. Jesús haz mi corazón semejante al tuyo para amar y perdonar a los demás como lo haces Tú. Amén
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