Era tanto el misterio que rodeaba a Jesús que ninguno de los que le rodeaban, alcanzaban a comprender lo que pasaría al tercer día. No fue capaz de reconocerlo y lo confundió, porque María esperaba ver a Jesús de carne y hueso, el que había compartido con ellos la vida, no buscaba al Hijo de Dios. Así pasa a mucha gente que se acerca a la Eucaristía y otra que ni se acerca a ella. No son conscientes que buscó la forma de quedarse entre nosotros, y que cada día se manifiesta en cuerpo y sangre para vendar nuestros corazones y para asegurarnos la salvación.
No les culpo, para aquellos como yo, que somos conscientes que Jesús esta presente cada día, en cada celebración eucarística del mundo entero nos fascina de un modo increíble. Se nos escapa a nuestra capacidad mental, solamente el corazón y el alma es la que nos dice que él está allí. Sólo con eso ojos, los que están en nuestro interior somos capaces de verlo y sentirlo, y sabemos cuan de necesario es nuestro encuentro con Él diario. Sabemos el valor de ese momento, y que realmente no somos dignos de aquello que Cristo, en su infinita misericordia nos ofrece.
¿Mujer por qué lloras?Todos somos esa mujer que llora en alguna faceta de nuestra vida. Cuando dudamos de aquello que nos acontece en nuestro día a día. No somos capaces de darle las gracias por no darnos todo, sino aquello que realmente necesitamos. No dejamos que Dios sea aquel que escribe nuestra historia. Abre bien tu corazón porque Él está allí dentro,y solo depende de ti, el mantener la lámpara encendida, para percibirlo en cada instante de tu día, sin preguntarle el porqué, solo dejándote llevar por su amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario