Es extraño descubrir que conforme te acercas al Señor, muchas cosas adquieren sentido y una belleza especial. Eso me ha pasado con los entierros. Antes no quería oír hablar de ellos, me parecían tristes y me producían una extraña melancolía. Solo veía el lado de la gente, llorando y destrozados por el dolor de la pérdida de un ser querido.
Ahora todo eso ya ha cambiado. Hoy he ido al entierro de una mujer que ni conocía, era ir a ese entierro o quedarme sin mi Eucaristía diaria. Así que, aprovechando mis vacaciones, he ido esta mañana a la misa exequial de una mujer llamada Alejandra. Me fascina cuando el sacerdote comienza: Junto al cuerpo ya sin vida de la hermana Alejandra encendemos esta luz...La muerte como principio de la vida, jamás había pensado algo igual. ¿Cómo no va a ser hermoso un entierro?
No temas hermana, Cristo murió por ti y en su resurrección fuiste salvado.El Señor te protegió durante tu vida; por ello esperamos que también , en el último día, de la muerte que acabas de sufrir.
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