ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







domingo, 11 de noviembre de 2012

Afirmarte en Él

   Esta semana no me encontraba en paz con el Señor. han sido unos días tremendamente complicados, en los que sintiéndome abandonada en sus brazos no podía evitar que la tristeza me embargara. Hay veces que sentía que la cruz pesa mucho, el camino del Calvario se me hacía largo y tortuoso. Esto me llevaba a despistarme y a caer en errores por no estar alerta. Ayer ya no me encontraba en condiciones de recibir al Señor. 
   Iba de boda, habíamos quedado a las 12 para hacernos fotos con la novia. Durante mucho tiempo me apoyé en ellas fueron lo más parecido a unas amigas que había encontrado por aquí. Pero cuando en mi vida dio un giro radical no supieron aceptarlo muy bien, creo que pensaron que me había vuelto loca, no las juzgo, las entiendo. Hay veces que hasta a mi me cuesta entenderlo. Al levantarme no pensaba en nada más que en la necesidad de reconciliarme con el Señor, pero en mi mente se producía un duro debate, ¿Fotos o confesión? Elegir lo primero solo era por cuestión de no ser más juzgada o criticada, pero no podía engañar a mi corazón, algo muy fuerte me arrastraba a ir a la Iglesia. 
   Al final ganó Dios, últimamente en mi vida siempre lo hace. Deseaba más que nada el encuentro con Él, asi que me acerqué por la sacristía y le  pregunté al sacerdote si podía ser que me confesara antes de la boda. Él muy amablemente dijo que sí. Recibí al Señor con más ganas que nunca siendo consciente de que ahora mi vida ya no es lo que era y que solo Él la llena por completo. En la mesa de la comida de la boda me dijo una chica: "Me he fijado en ti, me ha extrañado que alguien tan joven comulgara" . Al momento y al ver que yo no respondía, me vuelve a repetir la misma afirmación, y es entonces cuando pensé, ¿Qué pasa es que estoy haciendo algo vergonzoso? Levanté la cabeza, la miré a los ojos y le dije: Creo en Dios, soy católica practicante y no me pierdo la misa diaria salvo causa de fuerza mayor" Ella se calló, creo esa afirmación tan convincente la dejó sin palabras. Podía haber callado pero solo hubiera parecido que me avergüenzo de algo tan maravilloso como es entrar en comunión con Cristo.

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