Luego nos dice el Evangelio de San Marcos: El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Después de algo que ayer ocurrió me hago una profunda autocrítica, soy así, no me hace falta que nadie me la haga, yo establezco los límites de mis exigencias, y son elevadas. Amar a Dios, significa amar con todo tu ser, y por consecuencia debes amar todo lo que el ama, e intentar imitarle cuando se hizo carne. El nos dejó un ejemplo vivo y palpable, demostrándonos que se puede vivir en la tierra con tu corazón en el cielo. Aquel que fue tentado por el diablo, que sufrió y que padeció para morir en la cruz nos demuestra en su ejemplo, que no hay ninguna excusa para no poder amar a tu prójimo, incluso cuando este te humilla, te tortura y te mata: "Perdónales Padre porque no saben lo que hacen".
San Juan de la Cruz decía: “Que ya no tengo oficio, que ya sólo en amar es mi ejercicio”.
El Amor es lo que me mueve y hace girar mi vida, solo me siento feliz y completa cuando amo y me entrego al prójimo. En una sociedad donde prospera la individualidad y en la que se aumentan las familias rotas y las personas que mueren solas, hay que recordar que el hombre solo se siente pleno cuando ama de verdad . Hemos sido creados para el amor. Eso lo comprobamos en Jesucristo cuando dio su vida por nosotros y nos dijo: "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos"
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