- Las niñas de catorce años o menos ya se acuestan con
tíos, y no con su novio, sino cada vez con uno- comenta una alumna de mi
tutoría en una hora libre. No me pilla de sopresa lo que me dice pero si lo que
comenta a continuación.
- Y vosotras, ¿Qué pensáis de eso?- replico yo.
- Pues nada que cuando nos preguntan si lo hemos hecho
nosotras, decimos que sí, porque imagínate que se enteran que con 17 años aún
somos vírgenes- contesta la niña mirando al suelo, avergonzada de su respuesta.
- Pues yo creo que deberías decirlo con la cabeza bien alta,
y demostrar que a lo mejor sois muchas las que mentís porque os da miedo quedar
en ridículo-Supongo que desde mi perspectiva es fácil decirlo, en mi tiempo lo
normal era ser virgen.
Nunca me dejará de
sorprender como cambian las generaciones y la forma de entender las relaciones
entre la personas. Cada día en el instituto me queda más claro como ha cambiado
la sociedad y como los valores básicos se han visto alterados profundamente.
Ahora lo "normal" para la gente joven es aquello que más le degrada y
más los hunde. se pierden en una marabunta de relaciones insatisfechas,
buscando quizás el afecto que en casa les falta, el cariño y la atención que no
reciben. Esa falta de tiempo en la corrección fraterna, en la ausencia de
tiempo familiar destruyen los cimientos sobre los que la vida de esos
adolescentes se forja. En ninguna de mis oraciones me olvidó de pedir por
ellos, son los más necesitados del amor de Dios.
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