ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







martes, 18 de diciembre de 2012

Alma Sanada

  Ayer sentada ante ti me sentía pequeña, débil y sin fuerza. Sin Él hace tiempo que hubiera desfallecido. Antes de saber que lo amo y que Él me ama, ya estaba presente en mi vida. Me ayudaba sigilosamente aunque yo le volviera la espalda, Él a mí no, así es su amor, incondicional.
 
   Frente a Cristo Sacramentado mi paz la notaba lejana, de mi alma brotaba inquietud. Hay una lucha constante en mi interior, dominar mis actos me resulta menos complicado que mi mente, ella vuela libre y a veces incontroladamente. Es ahí, en esa flaqueza de mi ser, donde el diablo encuentra ese resquicio, esa ranura para entrar y apoderarse de mis pensamientos.
 
   El Señor me dice que está a mi lado, que nunca me abandona, que mire en mi interior, en mi corazón. Pasa un sacerdote, mentiría si no dijera que he hecho esos kilómetros buscando uno. Llega al confesionario, y me acerco sin pausa a él, sé que es Jesús quien me espera. No me quiere juzgar sino liberarme. Me dice que Él me ama y me perdona. La sensación cuando se recibe la absolución es una bocanada de aire fresco que entra en tu alma, una alegría que no se puede comparar con nada.
 
   Recobro las fuerzas, las cruces siguen pesando pero la culpa no: "Vete, tu fe te ha salvado"

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