Misericordia Dios mío, por tu inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado...
Si hace tiempo alguien me hubiera dicho que estaría tan cómoda confesando no me lo hubiera creído. Hace unos días que no estaba tranquila por varios motivos pero no había tenido ocasión para confesar, me he acercado decidida, jamás cambiaré la sensación de libertad que se siente cuando te dicen: "Yo te absuelvo tus pecados..." Es como si te quitaran una carga, algo que te estorba y que te hace sentir mal por dentro. Allí enfrente del Sagrario he abierto mi corazón al Señor, y le he contado en todas esas cosas que lo alejo de mí. Él me ha recordado la bondad y la humildad de Jesús, y el amor que nos tiene a todos. Nosotros también debemos amarnos y volcarnos en el servicio a los demás, porque ya sabéis lo que dijo Jesús "Lo que le hicisteis a uno de estos, a mí me lo hicisteis"
Luego me he sentado a disfrutar de la Eucaristía, no me hubiera cambiado por nadie en ese momento. Le he dado gracias al Señor y le he pedido que aumente mi fe como para nunca desconfiar de su voluntad, y que me ayude siempre a escoger el camino que sea agradable a sus ojos.
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