¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella?
La noche hace que las tinieblas oculten todo y con la claridad del nuevo amanecer, las cosas se ven distintas. Me sorprende comprobar que la vida queramos hacer que valga lo que nosotros queramos, al fin y al cabo la comodidad y el vivir bien se convierte en una norma moral por encima de todo. Nos convertimos en Dios, y nos creemos con el derecho de decidir cuando comienza una vida y cuando debe finalizar. Pero lo más triste de todo, es que esa opinión es la que coge fuerza en nuestra sociedad. Los que no pensamos así nos convertimos en una especie en extinción, en un bicho raro al que todo el mundo señala. Solo les falta ponernos esa letra escarlata en la espalda. Tampoco me voy a echar las manos en la cabeza. No hace mucho estaba yo sin saber porqué ni estar de acuerdo en esa muchedumbre de gente que se sienten como oveja sin pastor. Espero que eso signifique la semilla ha caído en buen terreno y que está creciendo aunque sigilosamente.
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