Déjame hoy Señor ser como esa mujer que se acerca a lavar tus pies con mis lágrimas, déjame enjugártelos con mis cabellos y perfumarte con mis manos, porque solamente tú Señor conoces mis miserias y el fondo de mi corazón, adivinas cada herida y sabes que sin tu gracia estoy perdida, porque nada soy sin Ti, y a nada puedo enfrentarme sin saber que estás ahí. Hoy más que nunca me postro a tus pies, nada de lo que soy ni de lo que tengo me pertenece, porque soy pequeña e insignificante, un ser débil que ha depositado toda su confianza en Ti, porque sé que eres lo único VERDADERO, el único CAMINO, y la VIDA. Gracias por ser mi porqué y mi cómo...Gracias por no dejar que me rinda... Gracias por ser mis manos y mis pies
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