ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







jueves, 28 de junio de 2012

¡Señor, Señor!

   No basta decir: “¡Señor, Señor!”, sino vivir de acuerdo al Evangelio. Quien se dedica solo a “escuchar” la palabra de Dios, y no hace un verdadero esfuerzo por vivirla, termina con una vida sin sentido. En cambio, quien toma el camino angosto y la puerta estrecha que conducen a la vida, encontrará la paz y la armonía interior. Y es verdad eso, una gran verdad como se suele decir, porque hoy mi paz está un poco desequilibrada, y todo porque hay días que me cuesta mucho no faltar a uno de los mandamientos más importantes de Jesús, amar a tu prójimo como a ti mismo. Cuando ante una situación concreta lo olvido, mi ánimo, mi humor y paz se difumina, y empiezo a sentir una inquietud que me cuesta quitarme de encima. A partir de entonces ya mi interior se transforma un poco, y mi mente se dispara, cosa que en mí es peligroso. Normalmente al final del día me uno a Cristo en la Sagrada Eucaristía, eso sana mis heridas; los días como hoy que algo ha alterado mi paz y no se produce este encuentro diario la inquietud tarda más en irse.
   Creo firmemente que el Evangelio no es una filosofía, sino sentir a  Jesús en tu corazón, lo que da lugar a un estilo de vida cimentado en el amor que es lo que llena nuestra existencia. Si lo cumples eres capaz de superar todos los obstáculos de la vida y permanecer en pie. De todas formas en la última confesión se me recordó que somos humanos e imperfectos, lo bueno es reconocer que fallamos, como yo hoy,y pedirle disculpas al Señor. Él nos entiende mejor que nadie, y no nos juzga, sino que nos perdona y nos alienta a seguir su camino.

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