ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







miércoles, 3 de octubre de 2012

Amanece

   Son las 8.10 de la mañana, voy conduciendo por la carretera, suena una canción en la radio. Me encanta empezar el día con música, cuando pongo la radio y empiezan a contarme las noticias cambio sistemáticamente, me gusta comenzar alegrando mi corazón. De repente me quedo fijando mi mirada en el horizonte me doy cuenta como asoma el astro sol con todas sus fuerzas. Eso me recuerda algo, por muy malo que sea el día, solo dura 24 horas, y cada amanecer es una nueva oportunidad de demostrarle a Dios que hemos aprendido de los errores de ayer y que estamos preparados para vivir el hoy.

   Me dejo inundar por sus rayos, y pienso, Señor, ¿Qué me deparará el día de hoy?. Esta siendo una semana dura, en la que empecé con una noticia que me hizo sentir rota, y ha continuado con detalles que hacen que a mi corazón le cueste reponerse. A pesar de ello soy consciente de que Jesús me manda todas sus fuerzas. Cuando vivía alejada de Él, una semana como esta tan insoportable me hubiera hecho enloquecer. Llego a clase, hay dos niñas muy alteradas que hablan a la vez y no las entiendo. Les suplico que se tranquilicen y me cuenten su problema, al oírlo siento una pena muy grande. La razón es, que no puedo hacer nada para ayudarlas, y el daño que se les ha causado es irreparable. Pienso en cada momento, "Señor, si Tú lo quieres habrá una razón más allá que yo no puedo ver y que se escapa a mi percepción".

   Al final de día me espera lo mejor, encontrarme con Cristo, aunque en días como hoy esté ausente y casi no me entere por los pensamientos que inundan mi mente, le pido al Señor perdón y fuerzas. Sé que está ahí, soy yo la que ando desequilibrada. Termino con una oración de sanación por mí y petición por aquellos que me preocupan y que desgraciadamente no está en mi mano ayudarles. Al Padre los encomiendo, Él mejor que nadie sabe el porqué de las cosas, ¿Quién soy yo para cuestionarlas?

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