ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







viernes, 11 de enero de 2013

¡Cúrame, Jesús!

   Siempre he estado muy preocupada por las enfermedades del cuerpo, centraba mi atención en ellas aunque creo que hubo un momento que me llegó a dar igual mi estado, abandoné en cierta forma mi salud, supongo que fue cuando la lepra ya se había apoderado mi alma. Ahora me doy cuenta de algo que es cierto. Todos buscamos estar bien corporalmente, oímos mucho decir que lo más importante es la salud. No lo discuto pero yo he podido comprobar que la del alma para mí, está por encima. Puedo vivir con muchos males pero no puede vivir en tinieblas. Me creía infeliz por mis males corporales, no paraba de preguntarme por qué yo y no cualquier otra persona. Si tanta gente habitamos el mundo y tan poquita tiene probabilidad de desarrollar la enfermedad, ¿por qué me había tocado a mí? Incluso me enfadé con Dios y llegué a desear que la tuviera otra gente.¡Que egoísmo y qué pobreza de espíritu!

   Mi cuerpo ha pasado a un segundo plano, me cuido mucho más que antes pero no centro mi atención en ello. Ahora me preocupan todas las lepras que atacan mi alma y que debo combatir para acercarme y asemejarme a Cristo. A pesar de ello soy feliz y eso que mi cuerpo no está en sus mejores momentos. Será porque ya no pertenezco a este mundo aunque viva en él. Tengo la medicina para todas esas lepras que tengo y que vosotros podéis tener, es muy fácil. Lo único que precisamos es acercarnos humildemente a Cristo y pedírselo en el sacramento de la confesión. ¡Cúrame Jesús! Quiero ser como el leproso del Evangelio. Deseo que la experiencia de tu amor, me dé toda la luz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario