Jesús, Tú, que me conoces y me sondeas, que clavas tus ojos hasta el fondo de mi alma, que entiendes, reconoces y sabes el porqué de mi zozobra esta noche, dame la fortaleza de superar el umbral del sufrimiento, y alzar mi dolor en una alabanza continua a Ti. No te pido que apartes este cáliz de mí, solo pido que cada gota derramada por esa amargura y sinsabor sirva como ofrecimiento para todo aquel que ya no espera nada en esta vida; por aquel que se rindió hace tiempo y por aquel que ni se da cuenta que lo necesita. Jesús mío, nada es comparable con tu amor, eso aspiro a merecer, y eso aspiro a contemplar cada segundo de mi vida. Sé que sola no puedo pero contigo, sé que todo lo puedo. El sufrimiento de hoy es amor mañana. Es necesario sembrar para recoger. Es necesario amar sin límites. Te pido, Jesús, sentir tu presencia en momentos de dolor como los de ahora y en momentos de paz y de alegría. Te pido ser instrumento tuyo estando a tu servicio, esperando que como una hoja seca que lleva el viento, así sea mi ser en tu presencia, sin egoísmos, sin dudas. Hoy te digo, como tu madre Jesús, "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra". Así sea.
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