ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







jueves, 26 de julio de 2012

Dichosos los que ven y oyen


Dios está en todos los sitios, es verdad, su omnipotencia no puede ser discutida. También es verdad que se encuentra en nuestros corazones, con lo cual nos acompaña en todas las circunstancias de tu vida, eso sí debes de abrirle tu corazón. Pero hay sitios y personas con los que indudablemente la compañía de Dios es más evidente, y donde te sientes muy cerca de él. Estoy en un lugar de esos, donde la presencia de Dios la noto lejana y lo extraño profundamente. Me cuesta rezar, llevo dos días sin tomar el alimento de vida y con nadie puedo conversar de Dios.

Observo a las personas y medito sobre en Evangelio de hoy, la gente aquí viene y va, se les nota muy felices exteriormente, desde hace tiempo no puedo parar de preguntarme cuando veo a alguien si conocerá a Dios, si sabrá cuál es el sentido de su vida y el fin último de su existencia terrenal. También me pregunto el porqué de la elección de Dios, ¿Por qué se fija en unos sí y otros no?

Es verdad que no hemos visto a Jesús con nuestros ojos, pero sí le hemos conocido y le conocemos. Y no hemos escuchado su voz con nuestros oídos, pero sí que hemos escuchado y escuchamos sus palabras cada día, porque su Palabra tiene vida eterna. El conocimiento que la fe nos da, aunque no es sensible, es un auténtico conocimiento, nos pone en contacto con la verdad y, por eso, nos da la felicidad y la alegría.

Intentaré sentir a Jesús en mi corazón, de donde nadie no nada lo puede arrancar, solo yo. Le pediré al Señor que me dé sabiduría para entender sus designios y humildad para aceptarlos, dándole siempre gracias por haber permitido que mis ojos vean y mis oídos oigan, y pidiéndole que me dé la paz y serenidad necesaria para llevar esperanza a los corazones afligidos.  

domingo, 22 de julio de 2012

Ovejas sin Pastor

   "Les dio pena porque andaban como ovejas sin pastor"...Cuando miras al mundo y ves tantas y tantas cosas que están mal, gente con vidas vacías que buscan la felicidad sin llegar a encontrarla porque intentan hallarla en cosas terrenales que a corto plazo les proporcionan una estado de euforia pasajero pero que no llenan su espíritu. Un buen día te levantas y piensas que tu vida es desgraciada y no encuentras explicación. Si tienes un problema vuelcas la culpa a ese problema, pero cuando ese problema pasa te das cuenta que sigues siendo igual de desgraciada. 
   He hecho muchas tonterías en mi pasado y ahora mirando atrás me doy cuenta lo triste que era mi vida, andaba sin rumbo, porque me faltaba un pastor. Ayer en una fiesta, observaba a la gente y sus comentarios. Todos decían "Hay que hacer más fiestas de estas, porque la vida son dos días y debemos disfrutar" Cuantas veces he escuchado este comentario, pero ayer me parecía más absurdo que nunca. Nunca me he sentido bien y en noches como la de ayer, no sabía porque toda la gente disfrutaba en ese tipo de fiesta y yo siempre me he encontrado fuera de lugar. Es una sensación que no es nueva, me ha acompañado muchas veces, y me ha hecho sentirme como si estuviera en un teatro, donde la gente convertida en actores representan sus vidas y yo una mera espectadora me preguntaba dónde residía el sentido de la vida. ¿Cuál es la diferencia de antes y ahora? Ahora conozco la contestación y antes me desesperaba pensar que la vida se reducía a eso.
   Doy gracias a Dios, que ha llenado mi vida de amor y me ha hecho ver que aunque a ojos de ellos sea rara, es una rareza maravillosa y colmada de dicha. Que mi mi vida jamás volverá a ser como antes porque cuando has conocido el amor de Dios todo lo demás te parece insignificante. Rezo para que esas tinieblas se alejen de mí, y que siempre sea capaz de ver la luz. También rezaré para que mucha gente pueda verla,  para que se quiten la pintura de la cara, dejen de ser actores, y pasen a vivir su vida reconociendo el verdadero camino: Jesucristo.

miércoles, 11 de julio de 2012

Érase una vez

   Hoy he sentido la necesidad de volver a ese sitio donde un día me di cuenta que otra vida era posible. Allí un día el Rey mandó a un  fiero guerrero a que me defendiera de las garras de unos demonios que me tenían atormentada. Me dijo que no se separaría de mí hasta que los demonios volvieran al inframundo. Fue una lucha encarnizada, una guerra cruel, en la que se perdieron muchas batallas y en las que nos hirieron en multitud de ocasiones.

   La guerra se alargó durante meses, pero el guerrero jamás se rindió, y permaneció a mi lado intentando que no me rindiera, y prometiéndome que venceríamos a los demonios y que conseguiría ser feliz. El Rey sabía que triunfaríamos pues cada día nos mandaba  un alimento especial que nos transmitía una fortaleza que nos daba poder para luchar. Así que un día conseguimos acabar con esos demonios que quedaron custodiados en las mazmorras reales.

   Pero como en toda guerra quedan cicatrices que nos recuerdan contra qué luchamos. Hay temporadas que esas cicatrices duelen y parece ser que los demonios vuelven, pero no, es el reflejo de esas heridas que te recuerdan que no hay que bajar la guardia pues el enemigo acecha. Hoy he tenido que volver a ese lugar sin mi fiero guerrero, allí entre los rayos de sol que se colaban entre las copas del árbol me ha recordado el Rey que estando a su lado no tengo nada que temer, que los demonios están en las mazmorras y que jamás los dejará escapar, pero que el miedo puede hacer ver lo que no existe. Confiaré en mi Rey, ya que nunca falla y me apoyaré en su fiel guerrero cuando el miedo me invada.

lunes, 9 de julio de 2012

Mi Oasis

   Esta mañana he vuelto a la capilla de ese maravilloso Convento de Carmelitas, unas monjitas de clausura que desde el otro lado de esas rejas despiertan mi curiosidad, interés y quizás cierta envidia por raro que parezca. Nada más entrar por esa sencilla puerta bajo un arco de medio punto, te fijas en esos azulejos que representan la vida de Santa Teresa, quien inauguró este convento en el año 1580, junto a un  escudo, el de las Carmelitas tallado en piedra. Siempre me ha fascinado el arte renacentista.
   Al entrar enseguida notas un clima acogedor, con su planta cuadrada, y con un maravilloso retablo tallado en madera pintada con oro, te deja poco menos que boquiabierto y maravillado ante tanta hermosura. Esta semana además es especial, se celebra la novena a la Virgen del Carmen. Así que hoy además de escuchar esa voces celestiales rezando laudes, también nos deleitan con un rosario que parece que tiene un eco y un alcance celestial. Allí sentada, parecen que las preocupaciones o las inquietudes se aparcan, así me lo dice la mirada de esa preciosa talla de la Virgen de Carmen, que transmite una paz y consuelo. La miro y me sonríe, me dice que no estoy sola que mire hacia ese Sagrario, es su hijo que no nos abandona y que se hace visible cada día en la mesa del altar para recordármelo.
   Acaba el rosario y empieza la Eucaristía. Hoy la homilía me deja aturdida, versa sobre la lectura, hoy del profeta Oseas. Fue quizás el que mejor entendió lo que significa la alianza del pueblo de Israel con su Dios. De como una y otra vez le ofendieron y rompieron su alianza con Él, y como Dios les perdonó una vez tras otra. ¿Y por qué digo que fue el que mejor lo entendió? Porque en aquellos tiempos fue capaz de volver a recibir a su mujer en casa, a pesar de haber sido engañado por ella. En esa lectura se habla de como el Señor los llevará otra vez al desierto. Aquí está la clave de la lectura. Ya habían estado cuarenta años en el desierto, alimentándose de ese alimento sagrado,el maná del cielo, allí entraron en intimidad con Él. El Señor quieren que recuerden esos momentos de intimidad y fidelidad.
  Me fascina la simbología del desierto, todos nos encontramos en determinadas etapas de nuestra vida en un desierto. En él, solo hay arena, los caminos no se ven, los cubren la arena y resulta en ocasiones desesperante. Pero en todos los desiertos existen los oasis, solo hay que buscarlo. ¿Dónde está el oasis de mi desierto? Jesús. Cada día que me acerco y participo del misterio pascual. Sana mis heridas y me recuerda lo verdaderamente importante, me da la fuerza para seguir y me pide que le haga sitio en mi corazón. Desde hace tiempo mi corazón ya no me pertenece se lo entregué al que mejor lo podía custodiar, Cristo.

domingo, 8 de julio de 2012

Las Espinas de la Vida

  Sin duda, si tengo que hablar de alguien que me fascina, no dejaría de nombrar a S. Pablo. Todo lo que escribe está lleno de un significado profundo y revelador. Este fin de semana meditaba esta frase: me fue clavada una espina en mi carne, de un ángel de Satanás que me hiere... Mucho se ha hablado sobre esta frase, ¿Cuál sería esta espina que le atormentaba? San Agustín pensaba que se trataba de una enfermedad física particularmente dolorosa; San Juan Crisóstomo creía que se refería a las tribulaciones que le causaban las continuas persecuciones de las que fue objeto; y San Gregorio Magno opinaba que se refería a tentaciones especialmente difíciles de rechazar, vinculadas a la carne.

   La respuesta que le da el Señor a S. Pablo, es algo maravilloso que nos podemos aplicar todos: “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad". Es en nuestras preocupaciones, pruebas y tribulaciones donde encontramos a Cristo, y acudimos a Él para que su fortaleza nos inunde. Nuestra debilidad nos hace que confiemos más en Él. Pero para eso debemos abrirle nuestro corazón y querer que nos ayude. Las mismas derrotas, los fracasos y los tropiezos nos llevarán a exclamar: Cuando soy débil, entonces soy fuerte, porque Cristo está conmigo.

   Hay algo muy bueno que se experimenta en cada prueba superada al lado de Jesús. Aumentará nuestra confianza en Él, y fortalecerá nuestro amor porque necesitamos obstáculos para que crezca nuestro amor. Y cuando pensemos que no podemos, Él está allí. Solo hace falta elevar la voz al cielo y hablarle, porque Él es el único que siempre está a nuestro lado.

viernes, 6 de julio de 2012

Sed de Dios

   Cada día que amanece es distinto para mí desde que contemplo el alba al lado de Dios. No queda ni rastro de la persona que era hace unos meses, nada tiene que ver este nuevo yo con el antiguo. Es impactante el poder transformador que ha tenido Jesús en mi vida. Cuando leo hoy en el Evangelio la conversión de Mateo me identifico mucho con él. Mi vida ha cambiado radicalmente desde que me dijo: Sígueme. Cuando Jesús te dice esas palabras, no puedes escapar ni negarte. Da igual donde te escondas y donde huyas, su fuerza te embarga de tal forma, que acabas cediendo a Él, postrándote a sus pies y diciéndole: Tú conoces todo de mí...estoy aquí porque confío en Tu Misericordia...haz conmigo lo que quieras...es entonces cuando toma las riendas de tu vida, y la cambia para siempre, y ya nada tiene marcha atrás.

   Todo pasa a un segundo plano, todo lo que antes te llenaba se acaba difuminando y casi desaparece. Parece algo exagerado, pero es así. La Iglesia se convierte en tu hogar, porque ¿A dónde vas a estar mejor que en la casa de tu Padre? Lo buscas y deseas pasar el mayor tiempo posible con él o haciendo cosas por y para Él. Quizás el salmo que mejor lo explique sea este: "Como la cierva sedienta busca corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo". Quien conoce este sentimiento sabe de lo que hablo. 

   Ahora sé que no soy dueña de mi vida sino que estoy entregada al servicio de Dios. Ahora soy una criatura de Dios, el médico me ha sanado. Rezo todos los días para que más enfermos puedan ser sanados con la misericordia infinita de Dios. 

jueves, 5 de julio de 2012

¡Ánimo!

Me levanto, son las 7.50, lo justo para vestirme y salir por la puerta. Cruzo la calle, mi corazón me dirige hacia su presencia, me sorprende esta necesidad con la que me levanto. Empecé a hablar con Dios todos los días como una plegaria de ayuda y auxilio ante una situación extrema. Fui invitada por alguien a hacerlo una tarde de hace muchos meses en un lugar sin duda tocado por la mano de Dios y que extraño muchísimo. Esa persona me enseñó que no estamos solos, que el Señor nos escucha siempre, que sabe mejor que nadie lo que nos preocupa, pero es necesario que le abramos nuestro corazón para que pueda sanarlo. 

Llego a la capilla, hay muy pocas personas allí. Nada más entrar le saludo, y me pongo a darle gracias por otro nuevo día que comienza. Al lado de esa ventana los pajarillos me recuerdan lo maravilloso de la creación de Dios, todo es un puzzle  ingeniosamente creado donde cada pieza encaja a la perfección. Allí, voy leyendo el himno y los salmos muy lentos, parando en cada frase, y buscando respuestas a esa preguntas que llevo en mi mente. Le digo: "¿Lo quieres Señor?...pues yo también lo quiero". ¡Qué fascinante es la vida cuando la vives con Jesús! se transforma en una intrigante aventura donde Él es el protagonista y tú el actor secundario que se deja llevar.

Llego por fin al Evangelio, es lo que más me gusta descubrir por las mañanas, pienso: ¿Qué me querrá decir hoy? Es evidente que tiene un significado especial. Una vez más Jesús me dice que me debo preocupar por mi interior. “¡Ánimo!, hija, tus pecados, aquello que te tiene agobiada, paralizada, esclavizada, bloqueada, ya no tiene poder sobre ti”. Porque el pecado es esto, es todo aquello que nos hace actuar de manera contraria a lo que realmente somos; en vez de comportarnos como hijos de Dios, lo hacemos como esclavos.

Al acabar ese rato matinal de oración en la capilla, tan revitalizante, solo pido que el Señor me haga ver siempre mis errores, para poder recurrir sin temor a su perdón cuando lo necesite. Intentar no volver a sentir lo que antes, una vida condenada, vacía, solitaria y sin sentido, pues  lo más importante que debemos salvar es nuestro espíritu porque de lo contrario de nada te sirve saber caminar.


miércoles, 4 de julio de 2012

Despertar Celestial

  Esta mañana he pasado a la capilla del Convento, estaba en tinieblas, solo la luz del Sagrario dejaba vislumbrar lo más importante que hay en ese santo lugar, Jesús presente para recordarnos que jamás nos abandona. Sentía como palpitaba su corazón agradecido, mientras yo, sin palabras no podia decir más que "Bendito seas Señor". Es maravilloso el poder que emana. Allí frente a Él, le cubría de alabanzas que salían de mi corazón, de gracias por señalarme un día con el dedo e invitarme a seguirle y de miles de perdones porque es cierto que no soy digna de tanto que me ha dado.

   Allí rezando laudes, pensaba en lo bonita que es la vida al lado de Cristo, de como mi vida ha cambiado porque he dejado que Cristo expulsara todos esos demonios que me atormentaban. Y es que muchas veces nos acostumbramos a vivir con el mal, dando por hecho que es lo normal o porque quizás el sacrificio y la valentía de cambiar nos cuesta más que el permanecer en la rutina. Me llamaba la atención la expresión de Jesús en “la otra orilla”. Un cementerio, unos endemoniados, unas gentes atemorizadas... Nadie nos libramos del mal que asola nuestra humanidad ya que el mundo está enfermo. Creo que la malicia no se encuentra en cosas o en lugares concretos, sino en el corazón de las personas. Personas que no han dejado que Dios entre en sus corazones y por tanto no distinguen el bien del mal, para ellos todo vale, es más disfrutan haciendo sufrir a la gente. No es aquí donde ellos rendirán cuentas, ni es aquí donde serán juzgados.

   El silencio se rompía de vez en cuando por el ruido del disparador de una cámara de fotos de un turista. Deambula por allí de un lado a otro. Ha habido un momento que se ha puesto a fotografiar el Sagrario, ¿sería consciente de la importancia de lo que contiene? De repente las luces se han encendido, las monjas desde el otro lado de esas rejas se ponían a rezar. ¡Qué sonido más celestial! Cualquiera que las viera diría que vida más triste, detrás de esas rejas, pero para mí, el verlas, supone observar la plenitud de la entrega y la libertad, pues solo viven para el Señor, ¿es eso esclavitud?

   Rogaré a Jesús, para que me de un corazón libre y siempre dispuesto a amar. Que sepa sacudirme de todo prejuicio, de todo error y egoísmo que me mantiene esclavizada, detenida en mi misma. Que mi Padre Santo saque lo mejor de mí como un don a los demás, en cada instante de mi vida. 

martes, 3 de julio de 2012

Los ojos de la Fe


"Estando cerradas  las puertas" cuanto simbolismo tiene este Evangelio. Las puertas cerradas que simbolizan el miedo a lo desconocido en contraposición con la paz que da Jesús. Seguro que muchos hemos experimentado lo de Santo Tomás, el miedo y la necesidad de pruebas que nos hagan ver a Cristo. Yo era una de esas personas que a pesar de sentirme seducida por Jesús, cerré las puertas de mi corazón y no le dejaba pasar. El tocaba insistentemente a mi corazón pero yo le negaba una y otra vez. En cierta forma le pedía pruebas también. En mi interior pensaba, si existes Dios, ¿Por qué permites que sufra tanto?

Ahora Jesús también se nos muestra todos los dias en las iglesias del mundo. Al acercarnos a la Eucaristia, especialmente a la comunión, saboreamos el poder vivificante y sanador. También lo vemos cada día obrando milagros en miles de personas de nuestro alrededor. Para eso solo hay que verle con los ojos de la fe que trascienden al alma. Solo así nos pasará como a Santo Tomás y le diremos desde lo hondo del corazón: "Señor mío, Dios mío"

lunes, 2 de julio de 2012

¡¡¡¡Atención a los que olvidáis a Dios!!!!!

   El seguir a Cristo significa dejar todo y seguirle. Si olvidas el porqué de levantarte todos los días, o el porqué de tus acciones diarias estás acabado. El seguimiento a Jesús exige desprendimiento pero no hablo solo material sino también inmaterial. El tiempo que le damos al Señor ¿es el que nos sobra o quitamos tiempo a otras cosas para estar con Él?


Hay que decir que aunque haya que elegir en muchas ocasiones, a veces resulta más fácil de lo que pensamos. Cada vez que afianzas tu camino a su lado, el renunciar a cosas por Él es casi un regalo. Te pasa lo contrario, como a mí, que no te sabe mal dejar de lado a las personas, pero si algún día dejas de lado a Dios, te sientes vacía e incompleta.


   Si le apartamos un día tras otro, nos pasa que lo acabamos olvidando, y entonces de que nos sirve decir "Señor, Señor" si nuestras acciones no se corresponden con nuestros sentimientos. Jamás pensé que la felicidad residía en Jesús, y esto significa que se me exige tres cosas: Imitar al maestro, participar en su destino y tener la vida de Jesús dentro de mí. "Vivo, más no vivo yo, es Cristo que vive en mí". He aprendido algo, el camino para seguirle no es fácil, hay que ir cuesta arriba con una cargada mochila a la espalda, en la que hay decaimiento, desaliento, incomprensión y persecución. Pero paradójicamente, en ese camino SOY FELIZ.

domingo, 1 de julio de 2012

Por tu fe sanarás



¿Por qué no identificar esas hemorragias de sangre con el sufrimiento de una persona? Hoy no he querido leer el Evangelio antes de escucharlo en la Eucaristía. Hacía tiempo que no lo descubría así. Y la verdad han sido muchas sensaciones las que me ha trasmitido. Cuando sentía que la Palabra de Dios inundaba mi espíritu, lo he visto claro. ¿No era yo, como esa mujer que sangraba y se acercaba a Cristo buscando que la sanaran?



   Había recurrido a todos los medios humanos para ser curada, no solo no mejoró sino que había empeorado. Una mujer con estas características se convertía en una marginada de la sociedad. Solo le bastó acercarse a Jesús con toda la fe para ser curada. Con toda convicción se acerca a Él y le toca con la mano y por su fe queda curada.


   Yo también, me refugié en toda clase de cosas esperando que el sufrimiento desapareciera. Recurría a miles de cosas y me evadía en miles de lugares esperando que desapareciera el dolor, que cesara esa hemorragia. Hoy pensaba que equivocada estaba. Me he pasado muchos años buscando la felicidad y el sentido de mi vida. Hoy en esa Iglesia llena de gente, solo estaba yo con el Señor, solo allí soy feliz y solo allí mi vida ha encontrado razón de ser. Para eso necesitaba responder a su llamada con fe, y sentirle en mi corazón, sin duda la experiencia más maravillosa que nadie puede experimentar.