ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







viernes, 6 de julio de 2012

Sed de Dios

   Cada día que amanece es distinto para mí desde que contemplo el alba al lado de Dios. No queda ni rastro de la persona que era hace unos meses, nada tiene que ver este nuevo yo con el antiguo. Es impactante el poder transformador que ha tenido Jesús en mi vida. Cuando leo hoy en el Evangelio la conversión de Mateo me identifico mucho con él. Mi vida ha cambiado radicalmente desde que me dijo: Sígueme. Cuando Jesús te dice esas palabras, no puedes escapar ni negarte. Da igual donde te escondas y donde huyas, su fuerza te embarga de tal forma, que acabas cediendo a Él, postrándote a sus pies y diciéndole: Tú conoces todo de mí...estoy aquí porque confío en Tu Misericordia...haz conmigo lo que quieras...es entonces cuando toma las riendas de tu vida, y la cambia para siempre, y ya nada tiene marcha atrás.

   Todo pasa a un segundo plano, todo lo que antes te llenaba se acaba difuminando y casi desaparece. Parece algo exagerado, pero es así. La Iglesia se convierte en tu hogar, porque ¿A dónde vas a estar mejor que en la casa de tu Padre? Lo buscas y deseas pasar el mayor tiempo posible con él o haciendo cosas por y para Él. Quizás el salmo que mejor lo explique sea este: "Como la cierva sedienta busca corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo". Quien conoce este sentimiento sabe de lo que hablo. 

   Ahora sé que no soy dueña de mi vida sino que estoy entregada al servicio de Dios. Ahora soy una criatura de Dios, el médico me ha sanado. Rezo todos los días para que más enfermos puedan ser sanados con la misericordia infinita de Dios. 

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