El seguir a Cristo significa dejar todo y seguirle. Si olvidas el porqué de levantarte todos los días, o el porqué de tus acciones diarias estás acabado. El seguimiento a Jesús exige desprendimiento pero no hablo solo material sino también inmaterial. El tiempo que le damos al Señor ¿es el que nos sobra o quitamos tiempo a otras cosas para estar con Él?
Hay que decir que aunque haya que elegir en muchas ocasiones, a veces resulta más fácil de lo que pensamos. Cada vez que afianzas tu camino a su lado, el renunciar a cosas por Él es casi un regalo. Te pasa lo contrario, como a mí, que no te sabe mal dejar de lado a las personas, pero si algún día dejas de lado a Dios, te sientes vacía e incompleta.
Si le apartamos un día tras otro, nos pasa que lo acabamos olvidando, y entonces de que nos sirve decir "Señor, Señor" si nuestras acciones no se corresponden con nuestros sentimientos. Jamás pensé que la felicidad residía en Jesús, y esto significa que se me exige tres cosas: Imitar al maestro, participar en su destino y tener la vida de Jesús dentro de mí. "Vivo, más no vivo yo, es Cristo que vive en mí". He aprendido algo, el camino para seguirle no es fácil, hay que ir cuesta arriba con una cargada mochila a la espalda, en la que hay decaimiento, desaliento, incomprensión y persecución. Pero paradójicamente, en ese camino SOY FELIZ.
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