ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







martes, 4 de septiembre de 2012

El Hijo Menor (I)

   Estoy leyendo un libro muy revelador, uno de esos que cualquier cristiano debería leer, "El Regreso del Hijo Pródigo". En él, se analiza la obra de Rembrandt, los personajes y la escena. Lo primero que piensas es, ¿Con cuál de estos personajes me identificaría? Para el que lo empiece a leer que no caiga en este error, debes de ir más allá y llegar hasta donde el autor quiere que lleguemos. No lo he terminado pero por lo que llevo, entiendo que nos marca las etapas por las que puede pasar cualquier persona que quiera seguir a Cristo, y dejando claro que el fin al que debemos aspirar es el parecernos a la figura del Padre que arropa a su hijo menor. 

   Hoy me centro en la figura del hijo menor. Al principio pensaba, yo no me identifico con este personaje, porque lo veía a grandes rasgos. Me explico. El hijo que teniendo todo en la casa del padre se marcha para luego regresar avergonzado. Inmediatamente, mi primer pensamiento ha sido, yo no he estado nunca en la casa del Padre. A pesar de educarme en un colegio religioso e ir a misa y estar en un grupo de jóvenes unos diez años, no amaba a Dios, no sentía a Jesús en mi corazón ni sabía apreciar lo que significa una Eucaristía. Entonces, ¿Cómo voy a regresar si nunca estuve? Pero luego el autor, va desenmascarando la personalidad de este personaje, y me doy cuenta que hay matices muy significativos que me acercan a esta figura.

   Entiendo que Jesús está en nuestro corazón y que solo por el simple hecho de ser bautizados entramos en la casa de Padre. Luego decidimos si permanecemos o nos vamos. No es un estado del alma continuo, ante determinados comportamientos nos alejamos de ella, aunque si tenemos una fe sólida y reconocemos nuestros errores, mediante la confesión volvemos  a reconciliarnos con el Padre. Ha habido algo que ha hecho saltar una alarma en mí. Hace días que sufría ante comentarios de la gente, sin darme cuenta que fijando mi corazón en estas cosas me alejo como hijo amado, porque lo único verdaderamente importante que debe preocuparnos es como nos ve Dios, lo demás es secundario y banal, porque, ¿A quién pertenezco, a Dios o al mundo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario