Ayer enterraron a un ser especial, una persona que vivía muy cerquita de Dios y que ha dejado un ejemplo para cualquier cristiano. No la conocía en persona, pero tan solo con lo que su hija me contaba era como si de un familiar cercano se tratara. Fue una persona con una fe increíble, de esas que están tocadas por la mano de Dios y que con tan solo su presencia la paz se respira sin necesidad de ir a ningún sitio a buscarla.
Cuando muere alguien en esas condiciones se suele decir que ha padecido una enfermedad.En este caso no se puede decir eso, porque vivió su enfermedad como un paso más para el encuentro con Dios, no se resignó sino que llevo su sufrimiento con entereza, dando fuerzas, amor y esperanza a su familia. No dejó ninguno de los días que estuvo ingresada de recibir el Cuerpo de Cristo. Era un santa pero con todas las letras.
No puedo transmitir con palabras lo emotivo que fue la misa de su funeral. esa paz que transmitió en vida, se respiraba en esa Iglesia, donde habían lágrimas pero no de esas desgarradoras de dolor por la perdida de un familiar, sino de una emoción de lo que allí se estaba viviendo. Su familia más que nadie, era conciente de que, aunque parecía contradictorio había llegado el momento de empezar su vida al lado de Cristo. Había realizado el camino de preparación en la tierra de una forma consciente y sabiendo que lo de aquí es transitorio y que le esperaba la verdadera vida, yo creo que casi todos los que nos reunimos a despedirla teníamos esa sensación.
Fui a es entierro muy preocupada por su hija, ha sido ejemplar, no se ha separado del lado de su madre ni un segundo. Ella recibía las noticias malas y ella compartía el dolor con su madre. Pero en el funeral mi perspectiva cambió, y por la tarde pude confirmarlo. Me maravilló un mensaje suyo en el que me invitaba a rezar Vísperas con mis queridas amigas las Carmelitas. Fue entonces cuando fui consciente de lo santa que es su madre, que le ha transmitido toda la fuerza desde el cielo para que su hija, no solo no se derrumbe sino que refuerce su fe de una manera asombrosa.
Descanse en Paz
Fui a es entierro muy preocupada por su hija, ha sido ejemplar, no se ha separado del lado de su madre ni un segundo. Ella recibía las noticias malas y ella compartía el dolor con su madre. Pero en el funeral mi perspectiva cambió, y por la tarde pude confirmarlo. Me maravilló un mensaje suyo en el que me invitaba a rezar Vísperas con mis queridas amigas las Carmelitas. Fue entonces cuando fui consciente de lo santa que es su madre, que le ha transmitido toda la fuerza desde el cielo para que su hija, no solo no se derrumbe sino que refuerce su fe de una manera asombrosa.
Descanse en Paz
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