Robar y Matar

 Eso de que no robamos ni matamos es mentira, robamos mucho y matamos en ciertas ocasiones... Así empezó su homilía el Obispo ayer, aludiendo a esas personas que dicen que no les hace falta confesar porque no roban ni matan. Luego continuó diciendo, ¿sois conscientes del tiempo que robamos a la gente para que nos atienda, para pedirles favores? y, ¿cuánto tiempo del tuyo regalas a esa gente? ¿cómo respondes a esa generosidad? Me gustó mucho lo que dijo, porque hoy en día, cuando todo se mide por el tener o poseer, en plena sociedad de consumo vivimos pensando solamente en lo material, y olvidando por completo, que al final la gente, lo que desea es que le regales tu tiempo. Un cristiano que no hace servicio a los demás es como un árbol que llegado el tiempo no puede dar fruto, no vale para nada, solamente embellece, pero no es útil. Y, si no somos útiles aquí, ¿cómo engrandecemos el Reino de Dios? Supongo que es hora que haga examen de conciencia y determine cuánto tiempo invierto en mí, y cuánto tiempo dono gratuitamente a los demás.

   Ayer se sentó una religiosa a mi lado en la comida, no paraba de moverse para un lado y otro no se quedó conforme hasta que la hermana Ana hubo repartido comida y bebida a todo el mundo, después al final. ella se sentó a comer y aún sentada no paraba de estar pendiente de las necesidades de los demás. Eso es servicio, y del silencioso y gratuito. Después conversamos y reímos mucho, todas las hermanas y el sacerdote tenían mucha curiosidad y me preguntaban muchas cosas. Cuando les contaba cosas de mi vida, bueno esas pequeñas cruces que todos tenemos que a veces pesan, me dijeron "rezaremos con nombre y apellidos para que ocurra un milagro para ti". Todas se entusiasmaron mucho cuando la hermana Ana lo dijo. Es maravillosa una vida vivida como Dios desea, ya que él te llama para servir a los demás. Y aquí va una disculpa para alguien con el que he actuado de juez hoy. Todos somos carne débil, espero que sepa disculparme por hablar desde el dolor que sentía.