El otro día en un mapa me di cuenta de las enormes carencias de estos alumnos, muchos con 17 años no saben ni localizar España en un mapa, el método tradicional no funcionaba, así que pensé hacer un concurso televisivo con tres concursantes. Lo pasamos bien. Salían tres chicos y con el mapa interactivo proyectado desde el pc, con el ratón, situaban el país que el juego les pedía, el que más acertara se llevaba de premio una chocolatina. Al acabar, muchos más querían salir a probar suerte, incluso me han dicho que querían hacerlo con todos los continentes. Al final te das cuenta que lo importante hoy en día es atraer la atención de ellos para que consigan aprender cosas, y sientan curiosidad. Amo mi trabajo y creo que es a lo que estoy llamada en esta vida. Es maravilloso dedicarte a algo que adoras.
Tengo la gran suerte de trabajar con adolescentes, y darles un poquito de mí, y que ellos me den un poco de su vitalidad, es un "quid pro quo". Quizás el Señor me predestinó a llevar su rostro entre la gente joven, intentando con mi forma de vida demostrarles que la felicidad no es cosa de un botellón y que en las pequeñas cosas es donde está la esencia de la vida. Me gusta hablar con ellos de tú a tú, hoy en día en las aulas no se entienden ya ciertos convencionalismos, y muchas veces debes abajarte a ellos para que ellos puedan comprender ciertas cosas. No me importa, tampoco, mostrarles que, seguir a Cristo y ser joven no es incompatible. Cuando me preguntan, ¿vas a misa? Yo siempre contesto, todos los días salvo causa de fuerza mayor; ellos se quedan muy sorprendidos y me dicen, y ¿no te aburre? no te pega nada ir a misa todos los días...yo les contesto, creer en Dios no es como un suéter que te pega o no con el pantalón que llevas, es sentirlo en tu corazón y darte cuenta que es la misa, el mejor momento del día con diferencia.