Cuando uno grita al Señor
él lo escucha
y lo libra de sus angustias
Tus lamentos no caen en el olvido, tus gritos desgarradores no se pierden el eco de la soledad, llegan a Él. Míralo en la cruz, se quedó sufriendo por ti, y ahí estará hasta el fin de los tiempos, y se quedó porque te ama, como nadie nunca te amará. Cada lágrima derramada te hace participe de esa cruz, y te acerca más al encuentro con Cristo. Nunca dudes que las piedras forman parte del camino, y que puedes tropezar, caer y sentirte rendido, pero él nunca te deja que te rindas. Escucha tu corazón, él está ahí, y sabe de cada sufrimiento lo conoce antes de que tú lo padezcas, no puede ser de otra forma porque modeló tu corazón y conoce cada pequeño recoveco que existe en él.
Mi alma se gloria en el Señor
que los humildes la escuchen y se alegren
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