"Él modeló cada corazón,y comprende todas sus acciones"... Medito estas palabras del salmo de laudes, siempre que lo rezo me quedo pensando en ellas. Es fácil estar rodeado de gente, pero no es difícil que nadie entienda nuestras acciones. Oímos muchas veces te respeto pero no te entiendo. Existe muy poca empatía en este mundo loco donde cada cual anda a su ritmo sin fijarse en los porqués de al lado. Hoy les decía a los niños en clase, ante un comentario desafortunado de una niña, que ya no existe la empatía y que todos creemos que actuamos mejor que el de al lado, y nos es más fácil juzgar que ayudar. Luego pienso en el Señor que nos creó con tanto amor que no es capaz de juzgar lo que hacemos, y que comprende como nadie nuestras motivaciones, nuestras caídas y nuestros errores.
Leía esta mañana una meditación sobre las caídas, cosa que me viene muy bien en estos días. Cuando andas solo, nadando entre tus angustias, es muy fácil que tu alma caiga. Supongo que muchas veces nuestra confianza es bombardeada por muchos frentes y la debilidad te puede. Si en un momento abres los ojos bien y esperas lo que el Señor te dice, consigues encontrar ese cabo de cuerda por el que agarrarte, y empezar a tirar. Ayer lo encontré por casualidad, y aunque apenas me parecía una fina cuerda difícil de alcanzar me colgué de ellas con todas mis fuerzas. Miré alrededor y me di cuenta que solo estaba Él, el único que comprende mis caídas y las piedras que las provocaron, que no me juzga ni trata de corregirme, solo me dice adelante estoy aquí no andas sola. Hay otra cosa que me gusta de la caidas, son necesarias para entender muchas cosas y te abren los ojos de otras muchas. Hoy mi día es un agradecimiento al Señor, que cada acción exprese lo que mi corazón desea proclamarle.
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