Hoy meditaba el pasaje de Jonás, como el Señor lo llama pero él intenta huir de esa llamada. Da igual que intentara huir, porque el Señor cuando quiere algo se vale de lo que sea para llevarnos al camino que debemos recorrer. Y para que nos vamos a engañar, cuanto más pretendes escaparte lejos de su voluntad más complicada se torna tu vida. No inicies una huida del Señor, porque el te buscará y te llamará fuerte, y entonces sentirás que debes dejar lo que hacías o lo que es peor te das cuenta de que lo que hacías no estaba bien hecho, y que por eso todo se ha complicado de tal manera que no sabes como retomar tus pasos.
Nunca me gustó huir, siempre fui de enfrentarme a las cosas, sin medias tintas, así lo he hecho con las personas, jamás me gustó ocultar lo que siento en cada momento; entonces me di cuenta que era muy transparente y que me podían lastimar, así que me metí en una concha para protegerme, pero sabéis, tampoco eso funciona. Hoy voy a hacer como Jonás me voy a lanzar al mar, y a esperar que el Señor me envíe esa ballena que me trague y me acerque a dónde el desee que esté.
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