Cuando vives en el pecado, es muy fácil estar ciego, no eres consciente de ello, o no quieres serlo...Durante mucho tiempo me convertí en una ciega. Ahora que miro para atrás me doy cuenta de la vida que llevaba, de las cosas que hacía, y de las justificaciones que me buscaba para hacerlas. Todo lo que significaba hacerme daño predominaba mi vida. Era capaz de cuidar a la gente de mi alrededor pero yo no hacía más que despreciar mi vida. Me convertí así en una persona que desechaba el bien más preciado que Dios me había dado, la VIDA. Yo buscaba la libertad lejos de la verdad, y me hice esclava de mis pecados.
Jesús decía que la verdad nos haría libres, por tanto la LIBERTAD y la VERDAD van unidas. ¿Dónde está la verdad? La respuesta es sencilla, "Él es la verdad, el camino y la vida", si vivimos en CRISTO y su PALABRA, vivimos en la verdad, y por tanto, nos convertimos en personas libres y alcanzamos la felicidad y la plenitud.
Al final conseguí reconocer todos mis pecados y desnudar mi alma por completo a Dios. Me costó varias confesiones hasta que me libré de todo aquello que me atormentaba de mis años en la oscuridad. Fue entonces cuando me di cuenta que solo la vida en Cristo tenía sentido. Resucité y mi vida adquirió sentido.
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