ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







jueves, 22 de marzo de 2012

¡Qué dulce es vivir así!

   Las 13.00 horas, una clase con 13 alumnos, uno con hipoacusia, que por desgracia nadie le leyó la Cenicienta ni le contó un chiste, sus padres pensaban que no valdría más que para limpiar la granja; chicas que estén en la fase de la vida donde todo se reduce a los chicos, moda y salir de fiesta; chicos que centran su vida en el alcohol y otros vicios que están a la orden del día; y un niño hiperactivo que no puede estar 5 minutos sin pronunciar mi nombre, enseñarme su móvil, preguntarme que voy hacer por la tarde, y pedirme ir al baño con la excusa de escaparse a la puerta del instituto donde en el mejor de los casos, se fumará un cigarro.

   En mitad de cinco minutos de locura, me quedo pensando, y no puedo evitar sentirme inmensamente afortunada, sonrío, salgo a la puerta de la clase, y pienso, ¿se puede ser más feliz?; La contestación es sencilla, mi estado de enamoramiento hacia el Señor es tal que sería imposible no sentirme de otra forma, que dulce y maravillosa la forma en la que ha conquistado mi corazón, me llena de alivio constante el sentirlo cerca, saber que siempre está ahí, y como suavemente y sin ruido se manifiesta en cada pequeño detalle de mi vida.

  

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