ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







jueves, 29 de marzo de 2012

Ser uno mismo

   Desde que me cambié de una ciudad a un pueblo mi percepción de la vida cambió por completo. Yo era una persona libre que jamás me preocupó el que dirán o las opiniones de la gente. Entonces de la noche a la mañana mi vida dio un giro de 360º. Me di cuenta que vivir en un pueblo suponía perder el anonimato que jamás había valorado en la ciudad. Todos opinan, preguntan y emiten juicios de valor sobre tu vida. Me empecé a agobiar y me encerré en mi misma y en mi casa, pensando que era la forma para que nadie me hiciera daño.
   La verdad es que no me podía imaginar lo que cambia el carácter y las relaciones interpersonales de un sitio a otro, podría poner numerosos ejemplos sobre ello, y como me ha afectado hasta tal punto que prefería bajar la cabeza y hacer como que no veía a nadie por la calle, o llevar los auriculares puestos para evitar entablar conversaciones, esquivando así las preguntas, que a mi juicio a veces se convierten en impertinentes.
   Desde que inicié mi torpe camino como cristiana, me empecé a dar cuenta de algo, que el problema no lo tenía la gente sino que lo tenía también yo. Que no podía hacer las cosas por agradar a la gente,  sino que tenia que ser "yo misma", tenia que dejar que las palabras de otras persona por muy dolorosas que fueran me hundieran y me convirtieran en una persona egoísta que no hace más que entonar el "pobrecita de mí, que malos son los demás".
   No puedo moldear mi conciencia bajo "el qué dirán", sin darme cuenta en algo que dice un gran sabio "la verdadera sabiduría entra por el amor, el silencio y la mortificación. Grande sabiduría es saber callar y no mirar dichos ni hechos en vidas ajenas" (San Juan de la Cruz). Y algo muchísimo más importante que todo esto, y es que la luz de Dios ha entrado hasta las entrañas más heridas de mi ser, que Él me ama por encima de todo y que es Él la única persona capaz de sanarme.

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