ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







domingo, 13 de mayo de 2012

Amaos


   "Esto os mando: que os améis". Con estas precisas y preciosas palabras termina el evangelio de este domingo. Con esas mismas palabras se despidió Jesús de sus discípulos durante la última cena, momentos antes de subir a la cruz para entregar su vida por nosotros y para limpiar nuestras culpas.  Jesús es la medida del amor de Dios y el ejemplo a seguir. Todas las palabras de Jesús, todos los hechos de su vida tienen este sentido. Jesús es el amor de Dios hecho rostro humano. Porque nos amó de corazón, no como hacemos nosotros cuando queriendo imitar a Jesús pensamos: "voy hacerme la simpática con esta persona aunque no me caiga bien, porque es mi deber cristiano" El amor que nos manda Jesús es simplemente amor, no compañerismo fraternal. Es un amor que se arraiga en el corazón y lo manifiesta con su muerte en cruz: No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. 

   Cada día de mi vida me pregunto: ¿Por qué yo Señor?, ¿Qué es lo que hizo que te fijaras en mí cuando más lo necesitaba? Al borde del precipicio, pensando en que mi vida ya no estaba en mis manos, que solo me dejaba llevar por las circunstancias y acontecimientos. Cuando ya no salía ni esa sonrisa fingida y forzada, cuando mi corazón había dejado de reír, y se había acostumbrado a sufrir. Hay heridas que se quedan como tatuajes en el alma, son las yagas de Cristo reproducidas en nosotros y que debemos de llevar con orgullo.

   Ahora he aprendido a vivir coherentemente la fe que da una paz espiritual, una alegría y una felicidad que el mundo no me  puede dar, sabiendo que esas yagas me acompañarán durante toda mi vida y que debo convivir con ellas. Porque la felicidad del hombre está en el espíritu y la proporciona la comunión con Dios. Lo terreno es efimero, banal y sensitivo, y solo Él nos da la felicidad eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario