ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







viernes, 25 de mayo de 2012

¿Me amas?


   Hoy el  Señor ha sido un día de esos que me ha despertado dándome una lección magistral. Después de unos días a la deriva, me he levantado con la sensación que me entrego demasiado, que doy mucho amor, pero que a veces no recibo tanto. Sé que es egoísta, pero mentiría si dijera que no es lo que sentía. Tenía muchas ganas de descubrir que es lo que el Señor quería decirme hoy, porque alguien me dijo que el Evangelio era especial.  Cual es mi sorpresa al escucharlo  y meditar la reflexión, no me ha quedado más que decir... ¡Bendito seas Señor!
   Jesús pregunta tres veces a Pedro si le ama y eso me recuerda a las negaciones. Si tres veces negó también tres veces lo amó. El Señor quiere que Pedro se reafirme en su amor. Además su amor es tal que quiere que Pedro se perdone a si mismo por su traición hacia Él. No le pide explicaciones ni le reprocha nada. Al mismo tiempo, el Señor le dice reafirmando que lo quiere y que nada más importa, “Sígueme”.
   Así debo ejemplificar mi vida de cristiana. No importa el amor que reciba, lo importante es el amor que yo entregue a los demás. Nada de reproches ni de arrepentimientos. La capacidad de amar a los demás es un don maravilloso. Todos tenemos la capacidad de desarrollarlo pero la mayor parte de la gente lo desaprovechamos. Se trata de sacar lo mejor de cada uno. La entrega total al prójimo sin esperar nada a cambio. 
   Hago mía la frase de San Juan de la Cruz: “Que ya no tengo oficio, que ya sólo en amar es mi ejercicio”. Me quedo con la gran satisfacción de que amo tanto que esto a veces me lleva al sufrimiento.

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