ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







martes, 8 de mayo de 2012

Mi Paz Os Doy



   Durante mucho tiempo a lo largo de mi vida, he buscado la paz y la felicidad, pensaba que era terrestre y material. Estar en paz para mí, era pasar una tarde en un sillón, tumbada con el mando de la tele, o leyendo un  libro. También la buscaba en lugares, decía ¡Qué estrés tengo!, necesito irme a la playita unos días a relajarme. Pero ni en esos sitios era capaz de rencontrarme con la paz.  Sí, en ciertos momentos me relajaba, aunque mi nerviosismo seguía ahí, muchas veces era incapaz de estar cinco minutos quieta. Sentía como con la felicidad, una paz momentánea que dependía de circunstancias artificiales y de hechos banales.  La paz era un sinónimo de falta de actividad y de preocupaciones con lo cual era imposible que tuviera paz continua.
   Hasta que no he leído hoy el Evangelio no me he dado cuenta de la importancia de esa frase pronunciada por Jesús, y que repetimos en misa sin ser conscientes de la importancia de ella: "Mi paz os dejo, mi paz os doy". Ahí reside la verdadera PAZ. La paz solo Dios nos la da. La paz de Cristo puede estar en nosotros en medio de una gran actividad e incluso en medio de las tribulaciones y los problemas, porque no es algo que nosotros busquemos. Dios nos la ofrece y nosotros si estamos atentos y sabemos sentir y escuchar, aceptamos. Justamente la paz de Cristo es que no tiemble el corazón que no se acobarde cuando las cosas no salen como queremos, o cuando encontramos las cruces en el camino. Es dejar que Cristo con su paz nos inunde.

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