Jesús es el Buen Pastor que se queda con las ovejas atemorizadas cuando se encuentran en peligro y el que vela por ellas para que nada les pase. Planta cara para protegerlas, y da su vida por ellas. La muerte de Jesús en la cruz tiene mucha importancia para nosotros. Jesús no murió porque le arrebatasen la vida, sino porque él la ofreció por amor.
Jesús expresa otra inquietud: “Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor”. Difícil tarea, porque esas ovejas no quieren escuchar. La figura del pastor denota obediencia y seguimiento. Y esto no gusta nada al ciudadano actual, aunque luego, en la vida diaria, seamos esclavos de otras muchas cosas.
Es curioso, y lo digo por experiencia propia como, al contrario de lo que piensa la gente, lo que parece esclavitud es libertad, y lo que parece que es libertad es esclavitud. El convertirme en parte de la manada a pesar de parecer todo lo contrario, no me resta personalidad, sino que me descubre lo que soy y adonde voy. Ahora se mi dirección, tengo al Pastor de Pastores que me guía.
Él es el camino, la verdad y la vida.