ROTA Y ENTERA

El Señor nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Las palabras que digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.







viernes, 13 de abril de 2012

Mi Gran Familia

   La Iglesia es igual  a Cristo como Cristo es igual a Iglesia. Si estamos solos y echamos las redes al mar sin contar con el Señor, ¿qué es lo que pasa?, que retornan vacías, nada hay en ellas. En cambio, cuando lanzamos las redes al mar con Jesús a nuestro lado, retornan cargadas de peces. La razón es sencilla, es la cabeza de nuestra Iglesia, toda su gracia nos inunda y hace de nosotros una comunidad fecunda.
   La Iglesia solo tiene sentido con Él, del mismo modo que Él tiene sentido a nuestro lado. Cuando alguien dice que cree en Dios y no en la Iglesia no lo concibo. La unidad y la plenitud de un cristiano se produce en la vida con su Comunidad. En la Iglesia no se cree se pertenece, y esta pertenencia te vivifica y te acerca a Dios, que es en el que creemos, por el que vivimos y al que le debemos nuestra existencia.
   En la mía he descubierto una gran familia,  rencontré algo que había perdido al salir de mi tierra. Un sitio donde se te da todo sin pedir nada a cambio. Cada día que entro en la parroquia me siento como en casa. Saludo a mi Padre, para mi lo más importante. Tengo la gran suerte de leer su palabra muchos días, y ser transmisora de sus enseñanzas, es un gran honor. Cuando llega el momento de la comunión, no veo a al sacerdote en la consagración veo a mi Padre que me llama al gran banquete. Yo acepto su Pan de vida, aunque sé que no soy digna, pero como le digo siempre: No te merezco pero te necesito. Es la verdad, el día que me quedo sin misa es un día en que no me siento entera, porque el momento de estar allí es el más importante de la jornada.
   El otro día me decía alguien, ¿Para que vas a misa hoy, si te vale la de ayer? Mi contestación fue sencilla, no voy por obligación.  La Eucaristía se ha convertido en el eje donde mi vida gira, y la oración en el motor de arranque del día, y de paz y sosiego por las noches.

    

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